Un día, caminando por la playa, me encontré a un anciano que recogía las estrellas de mar que la marea arrastraba hasta la orilla. Me acerqué, y observé cómo las estrellas que lanzaba de nuevo al mar volvían a la orilla, pero él las recogía y las volvía a poner en el agua. "Lo hace para que no mueran", pensé.
Entonces le dije:
-¿Por qué recoge las estrellas de mar, si luego regresan a la orilla? No tiene ninguna importancia.
Se giró, me sonrió y, agarrando una estrella de la orilla y lanzándola al mar, me respondió:
-¡Para ésta sí ha tenido importancia!
Entonces le dije:
-¿Por qué recoge las estrellas de mar, si luego regresan a la orilla? No tiene ninguna importancia.
Se giró, me sonrió y, agarrando una estrella de la orilla y lanzándola al mar, me respondió:
-¡Para ésta sí ha tenido importancia!