lunes, 20 de febrero de 2012

Me cuesta tanto, Señor...

Me cuesta hacer lo que Tú me pides.
Me cuesta amar al que me hace daño.

Me cuesta perdonar.

Me cuesta levantarme cada vez que caigo.

Me cuesta confiar.

Me cuesta abandonarme a diario,
y experimentar Tu presencia amorosa.

Me cuesta tanto, Señor...

Habita en mí, como en mis hermanos.
Embriáganos con tu presencia.
Envuélvenos en tu gracia.

Muéstrame tus caminos.

Dime qué quieres, y lo haré,
aunque no me guste,
aunque no lo comprenda,
aunque no lo quiera.

Lo haré sólo porque me lo pides.

Claudio de Castro

No hay comentarios: