Una vez leí
que en ocasiones olvidamos a Jesús,
por las cosas de Jesús. Nos
dedicamos a la Iglesia, a dar clases de Catecismo, pregonamos el Evangelio, participamos en las festividades religiosas, pero
no llevamos a Jesús con nosotros. No damos
ejemplo, porque hemos dejado a Jesús en el camino, o caminando junto a Él no le reconocemos. Es un
riesgo que corremos y caemos con mucha facilidad, casi sin darnos cuenta. Descuidamos la oración y lo fundamental de nuestra fe, que es vivirla.
Justo ayer
en un almacén me encontré con un compañero del colegio:
-Muy bonito lo que
escribes -me dijo-, imagino que vas a la Misa diaria.
La respuesta fue:
-Solía ir a diario y algo
ocurrió en el camino.
Un amigo
sacerdote me escribió una vez: “Debemos recobrar la ilusión primera”. Me he
propuesto volver a tenerlo presente en mi vida, con mayor intensidad. Vivir en
Su presencia cotidiana.Volver a las buenas prácticas, la misa diaria, la oración, la confesión
frecuente, recordar que Jesús vive en los demás. De nada me
sirven estas palabras, si no las vivo. Es común
escuchar comentarios como éste: “Va a Misa y mira cómo se comporta de mal”. Es en esos momentos cuando olvidamos a
Jesús, por las cosas de Jesús.
Nos toca volver
al principio y:
- Amar a Dios con todo el corazón
- Vivir en su presencia amorosa
- Retomar la oración
- Amar al prójimo de verdad
¿Cómo recuperar
a Jesús en nuestras vidas? Ya lo sabes y es muy sencillo: amando, perdonando, orando,
teniendo caridad con los demás… viviendo
el Evangelio.
No te
desanimes… Tú puedes.
Hagamos lo
nuestro, lo que está a nuestro alcance.
Dios hará lo demás.
Claudio de Castro
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