Esa mañana
desperté rezando: “Señor, hazme un instrumento de tu paz…”
A veces la vida nos sumerge en situaciones
inesperadas, que no deseamos, pero que debemos afrontar. Y no sabemos cómo. Seguí orando: “Señor, hazme un instrumento de
tu paz…”, y me marché al trabajo. Allí me
llené de inquietudes y me hice muchas preguntas. Me llené de muchos “¿por qué?”
Un amigo me
preguntó:
-¿Qué te ocurre?
-Tengo muchas preguntas -le respondí-. Y voy a ver al que tiene las respuestas.
Salí unos
minutos para ir a una capilla cercana, donde estaba el Santísimo.
Entré saludando:
“Hola Jesús”. Y me quedé un rato con Él, preguntándole…. Y por respuesta: un silencio abrumador.
Recordé las
palabras que un amigo sacerdote me dijo: “Desde el Sagrario, Él te ve y Él te
oye”.
Y yo pensé
que no me veía y no me escuchaba.
Cuando me
monté en el coche para volver a mi trabajo inicié este diálogo conmigo mismo,
como si otra persona a mi lado me preguntara:
- ¿Encontraste tus respuestas?
- ¿Encontraste tus respuestas?
- No… Jesús no respondió mis preguntas.
Me quedé un rato en silencio y continué:
- Curiosamente,
llevo una gran Paz conmigo, una paz interior que no
esperaba y que sobrepasa lo que soy capaz de contener
- ¿Acaso olvidaste estas palabras de Jesús?: "Mi paz os dejo, mi paz os doy…" Él te da lo que necesitas, no siempre lo que pides.
- ¿Acaso olvidaste estas palabras de Jesús?: "Mi paz os dejo, mi paz os doy…" Él te da lo que necesitas, no siempre lo que pides.
En ese instante
comprendí. Quedé tan impresionado que saqué mi vieja libreta del bolsillo de mi
camisa y escribí esta vivencia.
Me pasé la
mañana pidiéndole: “Hazme un instrumento de tu Paz”.
¡Jesús sí respondió! Y de la manera más impactante que
puedas pensar.
¿Sabes? No podemos
dar lo que no tenemos. No puedo ser instrumento de algo que no tengo. Y aquella
dulce mañana, Él me dio su Paz.
Testimonio de Claudio de Castro
1 comentario:
me gusto esta reflexion
Publicar un comentario