viernes, 9 de marzo de 2018

La lección del lápiz

Un niño miraba curioso cómo su abuela escribía. En cierto momento, le preguntó:
- Abuela, ¿que estás escribiendo?

Su abuelita sonrió, miró el papel y el lápiz y contestó con dulzura:
- Escribo sobre ti. Pero es más importante el lápiz que empleo que lo que escribo.

- ¿Pero cómo, abuela? -cuestionó el pequeño, intrigado-. Parece un lápiz como todos los demás.

- Sin embargo -repuso la sabia anciana- hay cinco cualidades en él que, conservándolas, te procurarán una vida tranquila.

- ¿Y cuáles son?

- La primera es que puedes hacer grandes cosas si te guía una mano sabia. Cuando dejas que Dios guíe tus pasos, amoldándote a su voluntad, no escribes garabatos sino maravillosas poesías.

»Lo segundo es el valor del sufrimiento. Fíjate, a veces el lápiz se gasta y necesito usar el sacapuntas; afilarlo es doloroso, pero después cumple su misión muchom mejor.

»La tercera lección que nos enseña el lápiz es que lo verdaderamente importante es el interior. Más allá de su forma, su tamaño o la calidad de su madera, la esencia del lápiz es el grafito; cuida, pues, tu interior.

»En cuarto lugar, un trazo a lápiz puede ser borrado fácilmente con la goma. Debes aprender que no es malo corregir, sino que ayuda a crecer y a mantenerse en el camino correcto.

»Por último, la quinta cualidad del lápiz es que, incluso cuando se borra, deja una marca. Todo lo que hagas en tu vida, de hecho, dejará huella. Saber esto te ayudará a ser más consciente y más responsable con todas tus acciones.