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sábado, 24 de septiembre de 2011

La rana y el escorpión

Cierto día, se encontraba una rana a la orilla de un pequeño río. Se disponía a cruzarlo a nado cuando acercó un escorpión y le dijo:
- Rana, yo también quiero cruzar el río. Yo no sé nadar, así que, ¿puedes ayudarme a cruzar el río sobre tu lomo?

La rana le contestó casi al instante:
- Claro que no. ¿Crees que no te conozco, escorpión? Si yo te llevara sobre mí, me picarías con tu aguijón y moriría.

- No lo haré -prometió el escorpión-. ¿No te das cuenta, rana, de que si yo te picase, ciertamente morirías, pero yo me hundiría contigo? Ambos pereceríamos, no tiene sentido que lo hiciese.

La rana lo pensó y finalmente aceptó, pensando que era lógico el agumento del escorpión. Así pues, éste montó sobre su lomo y comenzaron a cruzar el río. Cuando estaban sobre la mitad, el escorpión picó a la rana, inyectándole su veneno mortal. Mientras la rana se hundía, y con ella el escorpión, solo acertó a preguntar:
- ¿Por qué has hecho esto, si sabías que moriríamos los dos?

El que le había picado contestó:
- Lo siento. No pude evitarlo. Es mi naturaleza...

sábado, 19 de junio de 2010

Un cocodrilo en el río

Un caluroso día de verano, un niño fue a tomar un baño en el río que había al lado de su casa. Mientras chapoteaba en el agua, se le acercó un cocodrilo sin que él lo notase.

Desde la ventana de casa, su madre, aterrorizada, sí se dio cuenta, de modo que salió corriendo hacia su hijo, advirtiéndole a gritos del peligro. Cuando llegó a la orilla, era demasiado tarde: el cocodrilo había agarrado las piernas del niño. Sin embargo, la madre agarró sus brazos, asiéndolos con fuerza y determinación. El cocodrilo era más fuerte que ella, pero el amor de la madre le hacía no soltarlo.

Un cazador que caminaba próximo al río escuchó los gritos, y se acercó corriendo; al ver la escena, tomó su escopeta y, de un disparo, mató al cocodrilo.

El niño sobrevivió, pero fue sometido a varias operaciones; aun así, pudo llegar a caminar.

Conocido el caso, un periodista quiso hacerle una entrevista y en determinado momento le preguntó si podría ver las cicatrices de sus piernas. El niño se las mostró, pero a continuación se remangó para mostrarle las marcas de sus brazos, donde su madre habá presionado con fuerza, diciendo:
- Estas cicatrices son las que tengo porque mamá no me soltó y me salvó la vida.