Me cuesta amar al que me hace daño.
Me cuesta perdonar.
Me cuesta levantarme cada vez que caigo.
Me cuesta confiar.
Me cuesta abandonarme a diario,
y experimentar Tu presencia amorosa.
Me cuesta tanto, Señor...
Habita en mí, como en mis hermanos.
Embriáganos con tu presencia.
Envuélvenos en tu gracia.
Muéstrame tus caminos.
Dime qué quieres, y lo haré,
aunque no me guste,
aunque no lo comprenda,
aunque no lo quiera.
Lo haré sólo porque me lo pides.
Claudio de Castro
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