Hoy me desperté pensando en el Plan de Dios en mi vida y la tuya. Nos ocurren tantas cosas que no comprendemos... El mundo es complicado. Hay mucho que no podemos comprender, pero forma parte de un Plan Divino. En su momento lo veremos con claridad y todo tendrá sentido: el sufrimiento, las dificultades, nuestro dolor.
El buen Dios está atento a nuestras dificultades, como Padre amoroso. Su Amor nos envuelve, nos protege y nos guía.
Cada año, antes de mi cumpleaños suelo hacer algún voto, una promesa, o un ofrecimiento a Dios que no siempre termino cumpliendo.
El año pasado tenía tantas cosas planeadas a mi gusto... Y de pronto, estando en Misa escuché en mi interior una palabra: “Confía”. A partir de ese momento escuchaba esta palabra o la veía en todas partes. Encendía la radio y una canción sonaba: “Confía, confía”. Abría un libro y leía: “Jesús, en ti confío”. Fue un año en que Dios me movió a confiar. Me ocurrieron tantas cosas inusitadas… Tuve que confiar para seguir adelante.
Este año quise adelantarme a Dios y preparé lo que le ofrecería, o al menos intentaría cumplir. Pero otra vez Dios se me adelantó. Estaba en Misa, haciendo fila para confesarme y de pronto esta palabra me llega al alma: “Abandono”. “¿Abandono?”, le dije sorprendido por esta propuesta suya. “Yo iba a proponerte rezar un poco más, o sonreír más…”
No sé que tendrá el buen Dios preparado para mí. Sólo sé que debo abandonarme en sus brazos como el hijo se abandona en las manos de su padre y confía plenamente, sin cuestionar ni dudar.
Me está pasando igual que el año pasado. Donde volteo a ver surge esta palabra: “abandono”. Es como si Dios me dijera: “Claudio, abandónate en mis manos que no te defraudaré”. Y yo sin entender lo que ocurre, respondo confiado: “Señor mío y Dios mío, muéstrame tus caminos”.
Me está pasando igual que el año pasado. Donde volteo a ver surge esta palabra: “abandono”. Es como si Dios me dijera: “Claudio, abandónate en mis manos que no te defraudaré”. Y yo sin entender lo que ocurre, respondo confiado: “Señor mío y Dios mío, muéstrame tus caminos”.
Me he dado cuenta de que Dios siempre prepara lo mejor para nosotros. A mi edad he visto que es así. No tengo dudas al respecto.
¿Y cuál es Su propósito? ¿Por qué se empeña tanto en guiarnos por la vida trazando planes para nosotros? ¿Por qué nos incluye sin olvidarnos, a pesar de cómo somos? Por un motivo muy simple, tan sencillo que no parece lógico: porque nos ama. Eso es todo. No hay más. Dios es Amor y nos ama con locura.
El que ama siempre busca estar con la persona amada.
Dios desea estar con nosotros toda una eternidad, demostrándonos su amor, su Ternura, el cariño de un Padre que hace lo imposible por nosotros.
Dios cree en ti, por eso te dio la libertad de elegir. Sabe que puedes elevarte a sus alturas si lo deseas.
Dios te ama. Lo sé. Debes creerlo también. Sólo espera tu amor. Desea que lo ames mucho, que lo ames más. Que confíes y te abandones. Que experimentes el dulce abandono en Su Voluntad, que es perfecta.
Hoy temprano fui a Misa y pasé con esta oración en los labios: “Gracias Señor, por todo, por las dificultades que enfrento, por la vida me has dado, por mi familia, por tu Hijo, por los sacerdotes, por las pruebas que nos santifican… Gracias, Señor”.
Ve a Misa si puedes y mañana y pasado mañana también. No te pierdas las gracias innumerables que recibes en cada Misa escuchada con devoción.
Con el corazón en la mano dale gracias a Dios por la forma como ha guiado tu vida. Porque todo, por complicado o injusto que parezca, tiene un propósito maravilloso, un motivo extraordinario, que descubrirás con el tiempo en el Plan de Dios, tu Padre.
Testimonio de Claudio de Castro
3 comentarios:
me encanto muxo
Gracias por tu testimonio
Me gusta como es dios y tu testimonio.
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