viernes, 8 de junio de 2007

Buscando a Dios

Cuentan que, en cierta ocasión, Dios quiso distraer a las personas. Preguntó a los ángeles dónde podría esconderse.

Unos le aconsejaron que se escondiera en el Everest, un monte del Himalaya situado entre el Tíbet y el Nepal que, con sus 8848 m. de altura es el más alto del mundo. Forma una pirámide truncada, está constituado por calizas y tiene numerosos glaciares en sus vertientes, que originan ríos como el Kosi y el Arun. Allí sería muy difícil encontrarlo.

Otros ángeles le sugirieron que se escondiera en el bosque más espeso: la Amazonia, una región natural de América del Sur que comprende la cuenca del río Amazonas y regiones circundantes, y que está cubierta, en su mayor parte, por selva virgen. En ese lugar sería aún más complicado que le encontraran.

Hubo ángeles que le dijeron que se metiera en el océano más profundo, el Pacífico, comprendido entre las costas orientales de Asia y Australia y las occidenales de América, de 179.000.000 km².

O en la famosa biblioteca de Alejandría, ciudad de Egipto fundada por Alejandro Magno.

Y así continuaron proponiendo lugares, hata que un ángel le dijo a Dios: "Escóndete en el último lugar donde te suelen buscar: el corazón humano".

1 comentario:

Anónimo dijo...

La verdad que nunca nos paramos a pensar, a meditar nuestro yo,nuestro interior.Vivimos en un estres continuo y no dejamos actuar al Espiritú Santo que está dentro de nosotros esperando a que nos paremos por un instante en nuestras ajetreadas vidas y le dejemos actuar,él nos llevará a la verdaddera felicidad,a ver en cada sonrisa,en cada caricia a Dios.Y...saber que Dios está en todos los lados...porque lo llevamos nosotros bien acomodado en nuestro corazoncito de algodón.