jueves, 25 de octubre de 2012

Cuando no puedes rezar...

Desde hace un tiempo no puedo rezar el Padre Nuestro.

Cada vez que lo inicio y digo: "Padre..." , una dulce voz interior me responde: "Hijo..."

Llevo así algunas semanas.

Vuelvo a empezar pausadamente: "Padre...", y al segundo, la respuesta "Hijo..."

Le he dicho a Dios en broma: "¡Que no me dejas rezar...!". Y Él me responde: "Rezar, Claudio, es estar conmigo".

Creo que la profundidad de esta oración radica en la certeza de sabernos hijos suyos. Hijos de un Padre misericordioso, tierno y bueno. Me encanta saber que me tiene en su Corazón. Y espera siempre que le cuente mis cosas y le diga que lo quiero.

La verdad es que pocas veces he comprendido a Dios. Toma decisiones que me enredan, me confunden y al final me llenan de alegría y esperanza. He decidido por eso olvidar mi afán por comprender y dedicarme a confiar.

Bueno, te dejo, amigo mío. Voy a ver si esta vez puedo rezar sin que me interrumpa.
 
-Padre...

-Hijo...

Testimonio de Claudio de Castro