En un gran jardín había una rosa roja, hermosísima, que sabía de su belleza y se deleitaba en ella. Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la veía desde lejos. Preguntándose cómo no se acercaban a admirarla, halló la respuesta percatándose de que a su lado solía ponerse un sapo grande y oscuro. Indignada ante tal descubrimiento, decidió ordenarle al sapo que se alejara inmediatamente. El sapo acató el mandato diciendo:
-Está bien; si deseas que me vaya, me voy.
Un tiempo después, el sapo pasó por delante de la rosa y se sorprendió al verla totalmente marchita, sin hojas y con los pétalos deteriorados.
-¿Qué te ha sucedido? -le preguntó.
La flor contestó:
-Desde que te fuiste, multitud de insectos me han ido comiendo y deteriorando día a día, y no he vuelto a ser igual.
-Desde que te fuiste, multitud de insectos me han ido comiendo y deteriorando día a día, y no he vuelto a ser igual.
-Claro -contestó el sapo-. Cuando yo estaba aquí me comía los insectos; por eso eras siempre la más bella del jardín.
2 comentarios:
Muy bonita historia gracias por compartirla
Todo esta de maravilla por que todo ser en la vida aunque aveses pasa por cualquier mente que no hace nada.. pero endonde quiera que estemos ocupamos un lugarcito ...Esta interesante para todos gracias..
Publicar un comentario